El
presidente del Grupo Inditex, cuyas intervenciones públicas se cuentan casi por
juntas generales de accionistas, bajó (14/11/13) a la arena social en un escenario
bien distinto al de los consejos de administración. Un hospital, el Chuac de A Coruña, fue el lugar elegido por Pablo Isla
para hablar de lo que mejor conoce, el gigante textil que dirige, y lo hizo por
razones que poco tienen que ver con el mundo empresarial.
La amistad, el
foro de salud al que fue invitado «colectivo al que admiro mucho», dijo y el
lugar en el que se celebró, inhabilitaron cualquier declinación. «No había
excusa», dijo, para rechazar la invitación del complejo hospitalario en el que
nació su hija pequeña.
Ante un auditorio formado, entre otros, por los asistentes a las jornadas nacionales de la Sociedad Española de Directivos de la Salud, Isla confesó cierto «rubor» al hablar de las cifras del imperio de la moda: «En Inditex no somos, ni mucho menos, perfectos; siempre hay cosas que mejorar, siempre hay cosas que aprender», señaló antes de enumerar los grandes números con que Zara coloniza el mundo: 86 mercados en los cinco continentes, más de 6.000 tiendas, casi 130.000 empleados y 16.000 millones de facturación en el último ejercicio. «Somos una empresa grande, pero intentamos gestionar como una empresa pequeña; prestamos atención especial a los detalles, a cada prenda, a cada mueble y, por supuesto, a las personas», añadió reivindicando el espíritu del fundador, Amancio Ortega. A juicio del ejecutivo, mantener la mentalidad de empresa pequeña «es básico, hay que gestionar siempre como si estuviéramos empezando». Primera receta.
Ante un auditorio formado, entre otros, por los asistentes a las jornadas nacionales de la Sociedad Española de Directivos de la Salud, Isla confesó cierto «rubor» al hablar de las cifras del imperio de la moda: «En Inditex no somos, ni mucho menos, perfectos; siempre hay cosas que mejorar, siempre hay cosas que aprender», señaló antes de enumerar los grandes números con que Zara coloniza el mundo: 86 mercados en los cinco continentes, más de 6.000 tiendas, casi 130.000 empleados y 16.000 millones de facturación en el último ejercicio. «Somos una empresa grande, pero intentamos gestionar como una empresa pequeña; prestamos atención especial a los detalles, a cada prenda, a cada mueble y, por supuesto, a las personas», añadió reivindicando el espíritu del fundador, Amancio Ortega. A juicio del ejecutivo, mantener la mentalidad de empresa pequeña «es básico, hay que gestionar siempre como si estuviéramos empezando». Primera receta.
La
segunda, la innovación, que en el caso de Inditex se ha basado, explicó, en darle
la vuelta al modelo productivo de cualquier compañía textil. Es
el público el que decide qué prendas forman sus colecciones, que no salen por
estación, sino que se renuevan dos veces por semana en las tiendas de todo el
planeta porque la novedad permanente es la esencia del modelo Inditex. Habló de
la producción, que el 55% se fabrica en «proximidad», es decir, Galicia,
Portugal y Marruecos, del modelo de distribución marca de la casa que hoy se
estudia en las universidades y de los proveedores, 6.000 de ellos españoles con
3.000 millones de facturación en el 2012. «Muchas de estas empresas -insistió-
llevan con nosotros años, han ido creciendo con nosotros», colocando a la firma
como «tractor de la economía española».
Sin falsas modestias, Isla habló también del
futuro porque «en la empresa, y en general en la vida, hay que mirar hacia
adelante», y se refirió al «potencial extraordinario» que todavía le queda al
grupo radicado en Arteixo en los mercados emergentes en los que ya está
triunfando y de las posibilidades ya abiertas, y en multicanal, de Internet.
Dejó
para el final el tema, no por ello menos capital, de la cultura de la firma. Y
salió la tercera receta y clave del éxito: el compromiso, la identificación, el
gusto por lo que se hace. «Esto no es solo un trabajo -recalcó-, un encargado
de tienda no es solo un encargado, tiene que sentirla como suya, como si fuese
el dueño».
En
escasos 40 minutos, con soltura y discurso hilvanado, Isla se despidió deseando
que los retales de su gestión «a lo mejor pueden daros ideas», y repitiendo el
agradecimiento al hospital porque «admiro lo que hacéis por la sociedad»
Ante cualquier duda no vaciléis en consultarme.
Jesús Fdez
leanfacil@gmail.com